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Acostumbrados a pensar el par y el non en materia digital, no de tecnología, sino numérica, con dígitos que ponen a un lado u otro aquéllos que son divisibles en enteros iguales de los que no, no siempre se repara en que esa indivisibilidad que hace a los nones sin-iguales, también puede aplicarse a contextos menos matemáticos que quizás prefieren hablar, más que del par y del non, en términos del par y el impar.

Lo impar no tiene par. Como carece de igual, es raro, asimétrico, único y singular. No es corriente y muchas veces es escaso, y por todos esos adjetivos que tan bien describen cómo es, es que la casa Sogrape decidió bautizar como Série Ímpar un proyecto que lanzó hace un par de años con el objetivo de crear algo diferente, pero de gran calidad y poca producción.

Que la mayor empresa de vino en Portugal abriera una rendija de libertad a sus enólogos para invitarles al desafío de cocinar algo en pequeño es algo que no todas las empresas deciden permitirse, pero a la vez una muestra de la visión generosa de la empresa que brindó a sus elaboradores una plataforma  ---dentro de la propia compañía y sin necesidad de proyectos paralelos---, para expresar sus particulares interpretaciones de áreas de singularidad del vino portugués y los territorios con que trabajan, perfiladas en clave de viñas, variedades, elaboración o terruños y la particular visión de los hacedores para ellas, mostrando sus habilidades de trabajar con una imaginación ilimitada, sin prejuicios y de forma creativa, tanto en gran dimensión como en petit comité.

Fue esa la invitación que Fernando da Cunha Guedes, Presidente y CEO de Sogrape, lanzó a su equipo de enología, compuesto por profesionales con mayor o menor experiencia elaborando vinos en varias regiones de Portugal, otorgándoles también la capacidad de determinar si esas creaciones podían o no encajar en la originalidad y la inspiración que se esperaba de la “Série Impar”, que mantiene una única exigencia: la del que el vino creado como pieza de arte única fuera arrasadoramente portugués.

Blancos, rosados, tintos, también podrían ser espumosos aunque todavía no los haya en la colección, esta serie de botellas únicas permite, además de cristalizar la singularidad, un recorrido por la diversidad que enarbola y ensalza al vino de Portugal, con paradas, más que técnicas, visionarias y creativas, de muchos de los lugares donde Sogrape tiene grandes proyectos de vino en este país.

Ese periplo acercó a la filosofía y botellas de la Série Ímpar a consumidores y profesionales del vino en una magna cata realizada este febrero en Essência do Vinho Porto, la gran cita anual del mundo del vino portugués, en la que Guedes y los enólogos que han aportado su interpretación a la Série recorrieron uno por uno, parada a parada, los contextos en que han surgido las referencias de este conjunto vínico que persigue no tener parangón.

Porque lo par no tiene impar, pero los pares tienen impar. Pares enólogos que son colegas y determinan como uno sólo qué vino merece ascender al rango de “Série Impar”. Los años vinos pueden ser creados por un enólogo diferente, que apueste por cualquier zona o variedad, con la garantía de que siempre tendremos algo diferente, original y especial que compartir.

Las viñas viejas y el lugar único que les acuna en el Alentejo

 

Las viñas viejas son la otra cara de la percepción de que la vida con edad no siempre se valora como se debe. Con el vino sucede todo lo contrario de lo que a menudo acontece con las personas, que se marginan, y es que las viñas viejas han ido ganando un prestigio de objeto de colección, añejo, escaso, concentrado y valioso, que ha hecho que muchas veces sus vinos sean cada vez más reverenciados porque pueden condensar una gran expresividad en porción miniatura.

Como muchas personas que dejan de andar con pose recta con el tiempo, muchas viñas viejas también empiezan a cobrar formas serpenteantes, retorcidas, sin dejar de dar fruto. De esa forma “retorta”, nació el Série Ímpar Retorto, un vino que de la cosecha 2018 y para el que las viñas no sólo son cuestión de edad, sino también de altitud.

Porque a la vejez de la viña hay que añadirle el lugar donde están las cepas, una pequeña parcela entre pinares a unos 640 metros de altitud en el Parque Natural de la Sierra de São Mamede, en Portalegre, en el Alto Alentejo. Se trata de un Alentejo de montaña y zona que en los últimos años ha captado la atención de muchos elaboradores, por la biodiversidad de su entorno y la frescura que la altitud de la viñas confiere a los vinos. Esto hace que los vinos que de ahí proceden se distingan de otros elaborados incluso en la misma región alentejana.

De esa suma de pasión por la naturaleza, pasión por la edad de la vid, la procura de la originalidad y la mano de Luis Cabral de Almeida ---enólogo portugués con amplísima experiencia familiar e internacional y desde 2012 responsable por los proyectos de Sogrape en la región de Alentejo---  nació este blanco equilibrado, puro, persistente y complejo, que se gestó como un homenaje a los viticultores portugueses y a su pasión que permite que las viñas puedan sobrevivir casi como reliquias.

Las uvas proceden de una pequeña parcela de viñas viejas con cepas con unos 93 años, con forma retorcida en forma de copa. Como sucede con las parcelas de viña muy vieja, las variedades de uvas están desparramadas y entremezcladas en la viña, predominando en esta parcela singular variedades como la Arinto, Roupeiro (Síria, Dona Blanca), Bical, Fernão Pires y Tamarez (Trincadeira das Pratas y una de las más importantes variedades blancas antaño empleadas en el Alentjo). En ese Alentejo de montaña, las viñas están entre pinares y sólo eso ya confiere una exclusividad, porque se dice que en el enorme territorio que abarca el Alentejo no debe de haber más de 300 hectáreas de viña con características similares.

Las uvas empleadas en este Série Impar Retorto  ---y otras de la Série Ímpar---  se cultivaron conforme las directrices de Producción Integrada de Agricultura Sostenible, una etapa previa a los cultivos biológicos, y las uvas se vendimiaron temprano para asegurar la acidez natural y el frescor. La añada 2018 con que se estrenó el vino, tuvo temperaturas más frescas en julio y agosto, que se elevaron bastante en agosto, para tener un septiembre en línea con el comportamiento de la región, lo que contribuyó a una excelente maduración fenólica de los vinos.

Por ello este blanco tiene un gran equilibrio entre alcohol, acidez y elaboración, y su nariz anticipa su finura desde el primer efluvio, así como su carácter mineral, con recuerdos a fósforo, sutiles notas tostadas de su crianza en madera, y un final con marcada acidez, enorme persistencia, mucha salinidad, pureza y frescura. El vino realizó su fermentación alcohólica en barricas de roble francés de 225 y 500 litros, parte del vino realizó fermentación malolática, y se pulió en roble francés durante 17 meses antes de embotellar. Vino apto para veganos del que se produjeron apenas 2965 botellas, salió al mercado en 2021, tres años después de su elaboración y con siete años a cuestas demuestró que está pensado para evolucionar con el tiempo, hasta dos décadas, concebido para disfrutarse a partir del cuarto o quinto año de su vendimia.

Rescatando variedades en peligro de extinción

 

Aunque tiende a pensarse que todo aquello que pueda estar en peligro de extinción en el vino tiene que ver con largura en el tiempo, la realidad es que este estereotipo de viña vieja no aplica en el caso de la Sercialinho (Cercealinho, Cercialinho, Sercealinho), una variedad escasísima de uva blanca portuguesa creada en 1950 por José Leão Ferreira de Almeida en el Centro de Investigación de Alcobaça, en la región de Bairrada, y que si algunos atribuían a un cruce entre la Sercial y la Alvarinho, a partir de estudios de ADN realizados en 2020 hoy se concibe más bien como un cruce entre la Uva Cão y la Vital.

Algunos equiparan la Uva Cão a la Sercial, aunque no está muy claro si la segunda es la progenitora de la primera, o si ésta es hija de otro padre. Por su parte, la Vital es una variedad portuguesa que se cree ser resultado de un cruce natural entre la Malvasia Fina y la Rabo de Ovelha, aunque esto no está totalmente confirmado por los estudios de ADN y, a su vez, ha servido de progenitora a otras variedades, como se supone es la Sercialinho.

Empleada primordialmente en vinos de ensamblaje, la Sercialinho es una variedad rara, de maduración tardía, moderada resistencia a la botritis, acidez vibrante, sabor refrescante y una aromaticidad con recuerdos a manzanas y peras verdes, a veces con un toque de miel.

Creada en Bairrada, es precisamente en esta región donde mayormente se cultiva esta variedad y donde nace el Série Ímpar Sercialinho, uno de pocos ejemplos en que la variedad se emplea como monovarietal.

Con apenas unas cinco hectáreas plantadas de Sercialinho en Portugal, Sogrape controla la mitad de éstas en Bairrada, en cuya Quinta de Pedralvites y suelos de canto rodado y arcillas, con trabajo de producción integrada, nace este vino concebido por António Braga, uno de enólogos de Sogrape y con amplia experiencia tanto en Portugal como en otros países del Nuevo Mundo.

Dos añadas de esta referencia han salido al mercado, una de la añada 2017 y otra de 2019, El vino fermentó en barricas de 500 y mil litros para preservar la identidad de la variedad y en esos mismos recipientes realizó su envejecimiento con lías finas con bâtonnage.

En su añada 2019 en nariz se destacaron aromas a tiza y recuerdos calcáreos, a pólvora y fósforo, unidos a tonos afrutados con recuerdos tropicales a fruta de la pasión, conjugados con matices a miel, frutos secos y un perfil de madera bien integrada en boca, donde se revela con buena acidez y gran salinidad. Es un vino que hace una declaración de intenciones, con elegancia y complejidad y una capacidad de guarda de cinco a seis años, que le sitúan entre los blancos portugueses sobresalientes. La añada 2019 tuvo grandes amplitudes térmicas y poca lluvia, con una brotación temprana debido a temperaturas elevadas, mucha lluvia en abril, un verano muy caluroso que provocó una vendimia adelantada en septiembre, con poca lluvia y mucho calor. 2030 botellas de esta referencia se produjeron en la añada 2017 y 4523 en la de 2019.

 

 

Tinto con un toque de blanco en los límites del Douro

 

Casi una zona de transición entre el Douro Superior y el Dão, Mêda es conocida por ser un enclave del que se surtieron las uvas que dieron génesis a los primeros Barca Velha. Hoy, en un área de apenas 2.5 hectáreas a 600 metros de altitud, es en Mêda donde nace el Série Ímpar Palhete, un vino que, como su nombre “Palhete” describe, mezcla uvas blancas y tintas para resultar en una tonalidad tinta, pro algo más clara.

Allí la empresa adquirió viña y fue recuperando algunas viñas viejas casi abandonadas. Las tintas son la Tinta Amarela y la Rufete, y las blancas la Síria (Roupeiro, Dona Blanca) y la Malvasía Fina. La viña donde se gesta tiene cerca de medio siglo, con lo que sus rendimientos son menores.

Multiplicar ese rendimiento como panes y peces fue precisamente una de las motivaciones de aunar en este Série Ímpar Palhete vinos de dos añadas, la de 2019 y la de 2020, un binomio que el enólogo Luis Sottomayor vio que, además, se complementaba enológicamente bien, determinando por ello fundir el dúo en un entero. La de 2019 envejeció 31 meses en barrica y la de 2020, 19 meses. Sottomayor, con amplísima experiencia como enólogo, es el responsable de los vinos de mesa y fortificados que Sogrape elabora en el Douro. Este Série Ímpar se elaboró en Quinta da Leda, la bodega del grupo casi en la frontera española.

Se trata de un vino con una nariz muy única, con notas marcadamente florales, a hinojo y un final especiado a pimienta y nuez moscada, con un interludio de frutos rojos, en un vino ligero y súper elegante. 2096 botellas se elaboraron de este Série Impar Palhete.

 

 

Tierra, uva, barrica: una ecuación de elementos en múltiplos de tres

 

Si fuera por cuestión numérica, no queda duda alguna de que éste es un vino impar aunque originalmente no naciera como Série Ímpar. Son tres variedades casi a partes iguales, tres subregiones, tres quintas, tres añadas y tres barricas de roble las que dan vida al Série Ímpar Curtimenta, un blanco que persigue proyectar al Douro blanco en toda su amplitud, con el denominador común de una vinificación que se ha sometido a una maceración con pieles, de ahí el nombre Curtimenta.

El Douro en todo su abrazo a Baixo Corgo (Quinta do Cavernelho), Cima Corgo (Quinta do Sairrão) y el Douro Superior (Quinta do Castaheiro) y sus respectivos matices se embotella en este vino a través de tres variedades blancas, una muy asociada con la región, la Viosinho 2017 (Baixo Corgo), y otras menos presentes, la Arinto de 2018 (Cima Corgo) y la Alvarinho de 2019 (Douro Superior). A estos dos primeros elementos, diversidad de origen y diversidad de variedades hay que sumar tres añadas, las del 2019-2018-2017, de las que de cada variedad se escogió cuidadosamente una de las barricas de roble francés en las que envejeció, para una suma de cosechas distintas que encajaron bien como una sola, hilvanada por vinos sometidos a una maceración con sus hollejos.

Creación también de Luis Sottomayor, este blanco de tonalidad más intensa por su vinificación, fue menos expresivo en nariz que otros de la Série, con recuerdos a fruta blanca escarchada, vainilla y algún matiz a nuez con sazón de pimienta, en una boca con buen volumen y frescor. Las uvas se vinificaron con sus hollejos, utilizando levaduras autóctonas, en barricas usadas de 500 litros de roble francés. Durante la fermentación alcohólica se procedió a una maceración suave para extraer los compuestos presentes en el hollejo y, posteriormente, los vinos permanecieron en las barricas entre 9 y 33 meses, ensamblándose el lote en 2020. 2047 botellas se elaboraron de esta referencia.

Un antónimo del lugar

 

La denominación de origen Bucelas está en la región de Lisboa y se caracteriza porque todos los vinos que ampara son blancos. A Bucelas llegó Sogrape en 2019 con la adquisición de la Quinta da Romeira, caracterizada por su elaboración de excelentes blancos, como es norma en la denominación.

Pero aunque no sea dentro de ésta, en Bucelas, aunque desamparados, también se elaboran vinos tintos como es el Série Ímpar Solitario, un tinto que ensambla variedades tradicionales tintas de Lisboa, entre las cuales hay algunas como la Morisco o la Camarante, una variedad de la región con escasa presencia hoy.z

Las uvas nacen en suelos arcilloso-calcáreos y con gran influencia atlántica, pero, lo interesante, en viñas aisladas plantadas en una alta pendiente y alejadas del hogar del propietario que las plantó, de ahí el nombre Sólitario, por su aislamiento.

Este vino, que se estrenó en el mercado en 2022, es de la añada 2019 y es un vino lleno de recuerdos a frutos del bosque, balsámicos a eucalipto, especiados, con matices torrefactos a café en polvo. Es un vino súper elegante y fresco que se sometió a una larga fermentación alcohólica con pisa a pie en pequeños lagares y luego a un envejecimiento e 24 meses en barricas usadas de roble francés y diez meses en botella. Sus creadores sugieren que el tiempo óptimo de consumo es a partir de los ocho a diez años de su vendimia.

Los enólogos António Braga y Diogo Sepúlveda fueron responsables por su creación.

Algo muy interesante también de la Série Ímpar es que ofrece valores nutricionales de los vinos por porciones de 100 ml y, entre ellos, las calorías:

Série Ímpar Retorto – 73 calorías

Série Ímpar Sercialinho – 69 calorías (2019) y 74 calorías (2017)

Série Ímpar Palhete – 77 calorías

Série Ímpar Curtimenta – 80 calorías

Série Impar Solitario – 82 calorías

A pesar del gran peso que tiene en el conjunto de vinos que elabora Sogrape, aún no ha podido elaborarse ningún vino en el Dão, donde el grupo tiene su importante Quinta dos Carvalhais, a cargo de la respetada Beatriz Cabral de Almeida. Lugar que algunos comparan con la Borgoña portuguesa por el frescor que tienen sus vinos cimentados en el granito, la región aún no termina de recuperarse de unos devastadores incendios que la asolaron repetidamente en los últimos años. No obstante, el Série Impar queda ahí como asignatura pendiente y probablemente sea en el Dão donde nazca, a su debido tiempo, la próxima botella de la colección tan singular.

 

14 de marzo de 2015. Todos los derechos reservados ©

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Cuando la suma de pares crea un Ímpar

 

Texto: Rosa María González Lamas. Fotos: Sogrape ©